Valores sostenibles:

¿Sabías que la industria de la moda es la segunda más contaminante después de la del petróleo?

Reflexionando sobre la moda infantil sostenible y cómo lograr el menor costo a los recursos naturales, he llegado a una conclusión: independientemente de que usemos ropa ecológica o materias primas naturales, la solución es consumir menos y mejor.

Las fibras sintéticas, como el poliéster, que es la más utilizada, necesita 70 millones de barriles de petróleo al año y tarda 200 años en descomponerse. Otras fibras como la viscosa o el tencel, que también son artificiales pero hechas a partir de celulosa, necesitan 70 millones de árboles al año para ser producidas.

Si usamos fibras naturales, como el algodón, no nos libramos de su impacto medioambiental. Resulta que es el cultivo más contaminante del planeta y se usan los peores plaguicidas desarrollados por el hombre. Todo esto afecta a la tierra, a los acuíferos y a los trabajadores agrícolas. La huella hídrica que deja es impactante y son necesarios unos 2.700 litros de agua para hacer una camiseta.

Sin entrar en detalle de la contaminación que causa en ríos y acuíferos por los tintes químicos utilizados y la producción máxima en condiciones laborales de esclavitud y explotación infantil.

La moda de usar y tirar o fast fashion tiene que terminar. Es nuestra obligación concienciarnos y asumir la responsabilidad en este problema.

Por suerte, son cada vez más las personas que demandamos un estilo de consumo más sostenible y responsable. Usando fibras naturales y ecológicas, tanto de origen vegetal, como el algodón, el lino, el cáñamo o el bambú…o de origen animal, como la lana, la alpaca o la seda.

La moda sostenible pretende conseguir prendas con un menor impacto en el medio ambiente. Y ser una moda que potencia la sostenibilidad ambiental a través del equilibrio entre la sociedad, la moda y la naturaleza.

Conservando y cuidando en su producción los recursos naturales, respetando las condiciones laborales y económicas del personal en plantilla que ha participado en el proceso, desde la materia prima hasta el punto de venta.

Priorizar el consumo local, que tiene beneficios ambientales, sociales y económicos. Y además de ayudar a la economía de nuestra zona, con nuestro consumo local, podemos recompensar modelos productivos justos y responsables y apoyar el desarrollo sostenible.

Como personas consumidoras tenemos mucho más poder del que pensamos y conseguir una economía circular está en nuestras manos.

Reduce la compra de prendas y prioriza la calidad ante la cantidad.

Reutiliza: adquiriendo ropa de segunda mano, aceptando prendas heredadas de tus familiares o amistades y dando o donando las prendas que nuestras criaturas no vayan a usar.

Recicla la ropa que no uses: se pueden convertir en mil cosas. Arregla, tunea y trasforma cuando estén inservibles o deposítalas en el contenedor adecuado.

La media de veces que se usa una prenda de moda rápida es de 5 veces. Solo con usarla 50 veces, ya estamos reduciendo las emisiones de carbono un 400% por prenda al año.

No podemos mirar para otro lado. Debemos usar nuestro poder y nuestra consciencia para que la industria de la moda infantil sea del todo sostenible.